El interés geopolítico de Brasil y Francia en el norte de Sudamérica

segunda-feira, 25 de fevereiro de 2008

Por Wathils

En el 13 de febrero de 2008, miércoles, el periódico español “El País” estampó en sus páginas: “Francia convertirá Brasil en una potencia militar”. Hacía referencia al encuentro entre el presidente brasileño Luís Inácio Lula da Silva y su homólogo francés Nicolas Sarkozy, que tratarían de acuerdos militares en San Jorge de Oiapoque, en Guayana Francesa. Según el periódico “el acuerdo ampliará la posición del gigante sudamericano como potencia militar regional”. Con tal acuerdo, los militares brasileños esperan obtener transferencia de tecnología suficiente para construir submarinos nucleares, aviones y helicópteros de combate. La cooperación francesa será pagada a través de grandes contratos con la industria (compañías como Eurocopter y DCNS) y, según el periódico, al riesgo de provocar una nueva corrida armamentista nuclear. También se quedó acertado que los dos países harán ejercicios militares en la frontera de sus territorios (la Guyana Francesa es un departamento ultramarino francés).

Pero todo ese movimiento se da en un tiempo de relativa paz en el subcontinente, encontrándose las relaciones entre los miembros del Mercosur completamente estables. Brasil y Argentina que durante siglos, antes y después de sus independencias, fueron espejos de las tensiones entre los imperios ibéricos, son ahora grandes socios comerciales. Las pequeñas economías de Uruguay, Bolivia y Paraguay no pueden hacer frente a los intereses de sus grandes vecinos, mientras sean parte del plano de estabilidad diseñado por los arquitectos de una grande Sudamérica, tal como la UNASUR, que en principio, es una unión aduanera que se formará con la conjunción del Mercosur y la Comunidad Andina.

El único foco de inestabilidad en el subcontinente está ubicado en su cuenca norte, mas exactamente en Colombia, Venezuela y Guayana (la antigua posesión del Reino Unido). Esa región fue siempre considerada por los EEUU como su área de influencia, así como todo el Caribe. Hoy ellos mantienen ayuda de millares de millones de dólares al gobierno Álvaro Uribe, en Colombia, alegando que sirve para sostener la “guerra” contra el tráfico de cocaína. Pero los americanos enfrentan la fuerte oposición a su dominio por parte del presidente Hugo Chávez en Venezuela, que en un pleito democrático, retiró la antigua élite favorable a los intereses yankees del poder en su país, mientras tenga ahora rayas de caudillo y dictador.

Hay, entre Venezuela y Colombia tensiones que se acercan a una opera bufa, con sus Jefes de Estado detrayéndose públicamente, pero que disfrazan la realidad que es la lucha de esta región por distanciarse de las ingestiones de los EEUU. Entre Venezuela y Guayana hay otro conflicto, mientras allí no sea ideológico, pero de fronteras. Alegan los venezolanos que el territorio a oeste del río Esequibo les pertenece. De hecho, tal reclamo no es nuevo, ya había sido llevado a Naciones Unidas en 1966 y guarda similitudes con la hecha por Argentina contra el Reino Unido por las Malvinas. Ahora el sitio del ejército venezolano en Internet presenta el territorio de Esequibo como suyo. En reacción a las pretensiones venezolanas, el gobierno Guayanés estudia permitir la instalación de una base militar norteamericana en su territorio. Colombia sufre también con guerrillas internas de extrema derecha e izquierda, herederas de antiguas discordias (liberales contra conservadores) y otras inducidas a fines del siglo XIX e inicio del siglo XX (la Guerra de los Mil Días, escenario del romance El Amor en los Tiempos del Cólera, de Gabriel García Marquez) por los EEUU y Francia para desestabilizar el país, dividirlo y así tomar el territorio que hoy es el canal de Panamá.

Tales conflictos preocupan los idealizadores de un mercado mayor para la América Latina. Brasil y sus socios en Mercosur dan claro apoyo a su vecina Venezuela, tanto por servir como un contrapeso a las ingestiones norteamericanas, como también por ser un importante parcero potencial en mercado común, poseyendo las mayores reservas de crudo descubiertas en el subcontinente. Brasil y Argentina desean reforzar la imagen del Mercosur como un foco de poder militar. En su visita al país platino (Buenos Aires, 20 y 21 de febrero de 2008), al mismo instante que su ministro de relaciones exteriores participaba de la Cúpula de Países Sudamericanos y Árabes (ASPA), Lula y su homóloga argentina Christina Kirchner, firmaron acuerdos de cooperación militar y energética (incluyendo la creación de una central nuclear bilateral), bien como resaltaban los avances en las negociaciones para la formación de la UNASUR. En este momento se quedó clara la preocupación argentina con sus proprias políticas internas, pues la falta de inversiones en plantas para producción de energía debe generar problemas en este inverno, mientras al Brasil interesa la proyección internacional de sus políticas. Tal movimiento no es, todavía, suficiente para apartar la posibilidad de intervención norteamericana (sea militar o política) en la cuenca norte de Sudamérica. Por eso surge la alianza entre Brasil y Francia.

Para Francia es necesario ampliar su influencia en el balance del poder internacional. Con inflación y desempleo altos, fuerte inmigración y bajo crecimiento del PIB, el país Europeo ve apagarse su brillo como potencia y una crisis llegar caso no se abran nuevos mercados. Así, desea preservar sus intereses y mantener sus dominios en un territorio que es el último vestigio de la Era de los Imperios en la América Latina. Esos dos países, ambos con fuerzas descomunales, flexionan sus músculos en sus fronteras, de manera amigable, pero con la intención de mostrar que no permitirán que estos pequeños conflictos se tornen un problema para todos.

Para Brasil, los negocios bélicos con Francia pueden mejorar incluso sus pretensiones a un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y las negociaciones finales en la Ronda de Doha, ya que el gobierno Francés puede mas fácilmente ser convencido a reducir los grandes obstáculos que impuso a la caída de las subvenciones de la UE a la agricultura.


Datos:

Mapa del Mercosur

Abajo, mapa del Mercosur. Los países con colores mas oscuros son miembros permanentes, los de colores mas claros son asociados. México es un país observador, lo que confiesa la intención del bloc de expansión para allá de Sudamérica. Note que el Mercosur ya contiene la mayor parte de la América Latina y tiene un área y población comparable con el NAFTA, pero aún no es ni económica ni militarmente. Cuando completo, el bloc se llamará, probablemente, UNASUR/UNASUL.



Estados que componen el Mercosur, con su fecha de aceptación en el bloc:

Estados Miembros (EM)

Argentina (1991)

Brasil (1991)

Paraguay(1991)

Uruguay (1991)

Venezuela (2006)

Estados Asociados (EA)

Bolivia (1996)

Chile (1996)

Perú (2003)

Colombia (2004)

Ecuador (2004)

Estado Observador (EO)

México







Comparación entre Mercosur y Nafta:

Entidad

Área
km²

Población

PIB
millones de US$

PIB
per capita

US$

Países miembros

Mercosur (Ampliado=EM+EA)

17.320.270

365.555.352

2.970.543

6.996

10 (5 plenos)

NAFTA

21.588.638

430.495.039

12.889.900

29.942

3



UNASUR – Estados miembros actuales



Referencias: Folha de São Paulo (portugués), El País (español), Wikipedia (artículos Mercosul, Guerra de los Mil Días en portugués y español respectivamente), sitio del Ministerio de las Relaciones Exteriores de Brasil: Nota nº 79 - 21/02/2008, sitio de Gobierno Venezolano, todos disponibles en Internet.

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